Con las entradas casi agotadas en el Palacio de Vistalegre se presentaron los veteranos Judas Priest este lunes 17 de junio en Madrid. Casi 15.000 asistentes para ver la banda que representa el arquetipo del heavy metal, que venía acompañada de otras dos viejas glorias del género, Saxon y Uriah Heep. Y casi tan abueletes como los artistas eran los integrantes del público. Las otrora cabezas melenudas se percibían ahora con tonos plateados, blancos o simplemente deforestadas. Las panzas cerveceras, eso sí, se mantenían como si no hubiesen pasado tres o cuatro décadas, constituyendo una divina oda a la perseverancia.
Por la longevidad de la banda de Halford y compañía (50 años desde que se publicó su primer álbum, Rocka Rolla) y por los altibajos padecidos en esa trayectoria, sonaría extraño decir que están viviendo una segunda juventud (en todo caso una octava o una novena), pero claro está, a la vista de la enorme calidad de sus dos últimos trabajos, que Judas Priest vuelve a estar en la cresta de la ola. Si vd es un viejo fan del grupo estancado en Stained Class, Defenders of the Faith o Painkiller, al que la desidia le cohíbe ponerse a escuchar los nuevos LPs, creyendo que nada de lo que hagan podrá acercarse a sus clásicos (algo muy habitual en el mundo del rock), yerra sobremanera.
Alrededor de las 19:00 Uriah Heep hacía acto de presencia sobre el escenario. Considerada una banda de hard rock pero también incluida en el elenco de grupos de finales de los 60 y principios de los 70 señalados como los padres del heavy metal (Deep Purple, Black Sabbath, Led Zeppelin…). De la formación original solo sigue el guitarrista Mick Box, con sus 77 años y, como el resto de la banda, en muy buena forma, muy activos realizando giras y sacando nuevos álbumes.
Abrieron con ‘Save me Tonight’, primer corte de su último álbum Chaos & Colour (2023) y con ‘Grazed by Heaven’ del penúltimo (Living the Dream -2018-). El frontman Bernie Shaw saludó a los allí presentes e introdujo uno de los primeros clasicazos de la banda ‘Rainbow Demon’, del que quizá sea su disco más afamado (Demons & Wizards -1972-), volviendo a continuación a su último trabajo con ‘Hurricane’. Se llegaba al ecuador de su show y el bueno de Bernie nos lanzó un breve speech en el que soltó la perogrullada de que ellos, junto a otros, fueron los pioneros del proto-heavy metal. Y para muestra un botón, ‘Free ‘n’ Easy’, tema clásico y de los más rápidos de su repertorio. Para concluir tres coplillas que nunca pueden faltar: ‘Gypsy’, ‘July Morning’ y el superhit de Uriah Heep, el breve, intenso y ultrapegadizo ‘Easy Living’. Aún no se había llenado el palacio cuando acabaron, los que se quedaron fuera de birras, se perdieron un gran bolo, sin lugar a dudas.
Las 20:15 era la hora estipulada para la siguiente actuación y no fueron impuntuales. De las tres bandas que actuaban, estos eran los “mozos”, pues Saxon se formó en 1976 y su primer LP apareció tres años más tarde. A principios de los 80 eran una piedra angular de la NWONBHM, tratando de tú a tú a las principales bandas del género. A mediados de los 80 muchas de ellas empezaban a perder fuelle, de tal manera que Iron Maiden, Motörhead y pocas más consiguieron preservar su popularidad. Un caso intermedio sería del de Saxon, obviando los vaivenes que sufre cualquier formación con tantos años de carrera, siempre estuvieron presentes en la escena, aunque nunca con el éxito cosechado en sus inicios.
Como suele ser habitual comenzaron con una canción de su último álbum, la homónima ‘Hell, Fire and Damnation’, seguida de la clásica ‘Motorcycle Man’. Un breve saludo de Biff Byford y de nuevo una combinación de tonada vieja y nueva, en este caso, ‘Power & the Glory’ y ‘Madame Guillotine’. Algo llamativo, al menos para un servidor, es el endurecimiento que ha experimentado el sonido de Saxon. Siempre me pareció una banda algo más melódica o lenta que la mayoría del género, sensación que se desvanece al escuchar su material nuevo.
A partir del quinto corte, la poderosa ‘Heavy Metal Thunder’, y hasta el final de su show solo encadenaron viejos hits, lo que no pareció desagradar a los seguidores de los británicos: la épica ‘Crusader’, una ‘Denim & Leather’ reproductora de simpáticos clichés y la maravillosa ‘Wheels of Steel’ en cuyos estribillos acompañó casi todo el palacio. En todo momento Byford, con su habitual gabardina (de la que se sospecha que no se quita desde 1979), se mostró muy agradecido por nuestra entrega. Para acabar, ‘And the Bands Played on’, ‘747 (Strangers in the Night)’ y la que suele ser la guinda del pastel, ‘Princess of the Night’.
El momento estelar de la velada estaba programado a las 21:35. Cinco minutos antes y como suele ser costumbre en sus conciertos, pudimos disfrutar de ‘War Pigs’ de Black Sabbath muy bien recibida y coreada por el público, hasta que la interrumpió la intro de Invincible Shield, momento en el que se apagaron casi todos los focos, salvo los que apuntaban al centro del escenario. Un enorme telón con una inscripción relacionada con su flamante nuevo álbum tapaba esa zona. Cuando acabó la intro, se deslizó el telón y, escuchando las primeras notas de ‘Panic Attack’, vimos a los cinco integrantes del paradigma del heavy metal, Judas Priest. Excepcional apertura de show que incluía como segundo corte un ‘You´ve Got Another Thing Coming’ que ha trascendido el ámbito del metal, ya que no es raro toparse con gente no aficionada a este estilo musical que la conocen.
Si decíamos que Uriah Heep (junto a Black Sabbath, Led Zeppelin y Deep Purple) era el embrión del heavy metal, Judas Priest fue la consagración, concretamente cuando vio la luz su segundo trabajo Sad Wings of Destiny (1976).
Tras el segundo tema, Rob Halford dio la bienvenida a los asistentes aclarándonos, por si no lo sabíamos, que “the priest is back”. A sus casi 73 años es lógico que no llegue a los registros que mostraba, por ejemplo, en Ram It Down (1988), pero sorprendentemente aún conserva un buen torrente de voz, mejor incluso, en mi opinión, que hace unos 10 años. ¿Habrá sido tan insensato como Fausto y habrá pactado con el mismísimo Belcebú?
Dos de los tres temas de British Steel (1980) seleccionados para esta gira reanudaron la actuación tras el breve speech de Halford: la potente e intensa ‘Rapid Fire’ y uno de sus mayores hits, ‘Breaking the Law”, cantada por todo el palacio. ‘Riding on the Wind’ no bajó el listón ni las ganas de berrear de más de uno. La tranquilota ‘Love Bites’ fue la única representante del Defenders of the Faith (¡¡diantres!! ¿Qué pasó con ‘The Sentinel’?), quizá para darle un respiro a Halford. De nuevo otro tema (‘Devils Child’) del Screaming for Vengeance (1982) del que tocaron hasta cuatro canciones. Sin descanso nos agasajaron con otros dos clásicos, ’Saints in Hell’ y ‘Sinner’. Un breve descanso para coger aire y volver con uno de sus temas más comerciales y que más controversia generó en su día entre sus fans, ‘Turbo’, aunque ya poca gente lo cuestiona, se recibe bien y se tararea como uno más de sus hits.
Halford nos dio otro discurso en el que repasó la trayectoria de Judas Priest. Fue realmente emotivo escucharle hablar de un viaje de 50 años en los que siempre se sintió acompañado por la gran comunidad del heavy metal. Un discurso que te hacía pensar. Vale, no tenemos la edad de Judas, pero nos aterra la idea de saber que están en la recta final de su carrera y sus vidas. El metal clásico morirá con ellos (y otros de su quinta) y ahí notaremos que algo se muere dentro de nosotros (ya lo decía esa famosa sevillana: “algo se muere en el alma, cuando el heavy metal se va”). Tras sacudirnos esa tristeza transitoria, pudimos gozar con el tema homónimo de su último trabajo y de una de las mayores joyas del heavy, para el que escribe, ‘Victim of Changes’ a las que siguieron la fabulosa versión de Fleetwood Mac ‘The Green Manalishi (with the Two Prong Crown)’ y un breve solo de batería de Scott Travis como antesala del himno de 1990: ‘Painkiller’.
Y como colofón, una fugaz retirada del escenario, como es tradición, para regresar con tres coplas inamovibles en sus setlists, a saber, ‘Electric Eye’, coreada con desafinaciones y gallos estridentes a cargo de los allí congregados, ’Hell Bent for Leather’ con Mr. Halford montado en su Harley-Davidson y la popular ‘Living After Midnight’ con media pista dando botes y con el palacio al completo acompañando en el estribillo.
Apoteósico, deslumbrante, sublime, espectacular y todos los sinónimos de ‘prodigioso’ que hallemos nos servirán para describir lo que nos ofreció Judas Priest, sin caer de ninguna manera en la grandilocuencia.
Pocos años más podremos disfrutar de sus conciertos, así que, si vds nunca los han visto (o si los han visto 11 veces) y se les presenta la oportunidad, no se lo piensen dos veces.
SETLISTS
Uriah Heep: 1- Save me Tonight 2- Grazed by Heaven 3- Rainbow Demon 4- Hurricane 5- Free ‘n’ Easy 6- Gypsy 7- July Morning 8- Easy Livin’
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Saxon: 1- Hell, Fire and Damnation 2- Motorcycle Man 3- Power and the Glory 4- Madame Guillotine 5- Heavy Metal Thunder 6- Crusader 7- Denim and Leather 8- Wheels of Steel 9- And the Bands Played On 10- 747 (Strangers in the Night) 11- Princess of the Night |
Judas Priest:
1- Panic Attack
2- You´ve Got Another Thing Comin’
3- Rapid Fire
4- Breaking the Law
5- Riding on the Wind
6- Love Bites
7- Devil’s Child
8- Saints in Hell
9- Sinner
10- Turbo Lover
11- Invincible Shield
12- Victim of Changes
13- The Green Manalishi (With the Two Prong Crown)
14- Painkiller
15- Electric Eye
16- Hell Bent for Leather
17- Living After Midnight
Buena reseña, señor Pregzt. Nunca los he visto en directo, ¡espero que vuelvan pronto! Por cierto, el último disco es tremendo y un gran candidato a engrosar la lista de mejores de este año. Está claro que han vuelto, así que viva el metal.
Gracias, Mr. Trevor. No deje escapar la próxima oportunidad que se le presente de verlos. No cometa semejante error.
Totalmente de acuerdo con su valoración del último LP. Discazo de cabo a rabo. Como el anterior, aunque distintos, ya que «Firepower» es más sencillo y directo y «Invincible Shield» más elaborado y con toques progresivos.
¡Viva el metal, carajo!