Recordando «Pressing Catch». Parte III

Para terminar de rememorar la época dorada del wrestling en nuestras pantallas, apartaremos a un lado lo que pueda tener un carácter más secundario, lo anecdótico, lo externo, y pondremos el punto de mira en los verdaderos protagonistas de la WWF, en su mayor parte luchadores pero también otros especímenes y personajillos que, muy probablemente, hayan olvidado nuestros lectores, cuyo recuerdo sin embargo seguramente permanezca en estado latente (cual dios maléfico «lovecraftiano») en algún recoveco de sus cerebros. Y es que el rol que desempeñaban estos últimos (los no luchadores) era, en ocasiones, de suma importancia.

Sin más preámbulos ni excursiones a los maravillosos cerros de Úbeda pasemos a enumerar algunos de los susodichos personajes, dejando una miniselección de wrestlers para el final:

«Mean» Gene Okerlund. Seguro estoy de que si menciono este nombre, entre personas que lo gozaban viendo la WWF los sábados por la mañana en “la cadena amiga”, muy pocos lograrán ponerle cara. Si además digo que era como el Héctor del Mar estadounidense, puede ya empiece a sonar un poco más. Y si ya digo que era el calvo con bigote que anunciaba los combates y entrevistaba a los luchadores, será una minoría la que afirme no saber de quién carajo hablo.

Al igual que nuestro bienamado Héctor, el señor Okerlund nos dejó el año pasado (enero 2019).

Trabajó en el mundillo de la lucha libre desde 1970 hasta el 2018. Previamente hizo sus pinitos en una banda de rock&roll en la que ejercía de frontman. La banda en cuestión se hacía llamar Gene Carroll & the Shades.

En el año 2006 fue incluido en el WWF Hall of Fame.

Earl y Dave Hebner. En un espectáculo como la lucha libre, donde todo está decidido de antemano, se convierte en una verdadera odisea encontrar un rol más superfluo que el del árbitro. De jovenzuelos, al ver los combates, nos desesperaba cuando un heel hacía trampas nada sutiles y el respetable, ahí presente, ponía el grito en el cielo ante semejante injusticia y el encargado de velar por el cumplimiento de la normativa no se enteraba de una mierda (disculpen el exabrupto).
Ya de mayores, algunos llegamos incluso a mostrar cierta admiración por su labor y reconocer que la misma no debía de ser tan sencilla. Desde luego, tiene su mérito no percatarse de triquiñuelas ejecutadas en tus mismas narices y reportadas por las miles de voces de una muchedumbre enfervorecida.

Como en el caso de Okerlund, los nombres de Earl y Dave Hebner puede que tampoco se nos hagan muy familiares. Sin embargo, ambos (hermanos gemelos) son los árbitros más famosos de la WWF. Debutaron a finales de los setenta. Dave se retiró a finales del 2005 y Earl sigue en activo.

«Mean» Gene Okerlund en solitario y entrevistando a Hogan. Dave Hebner. Y en la última imagen, Hulk perdiendo los papeles ante los gemelos Hebner.

Vince McMahon. Este señor es el presidente y el máximo accionista de la WWE. Fue culturista y también ejerció como luchador llegando a ser campeón mundial del WWE y de la ECW, además de ganar la edición del Royal Rumble del año 1999. Entró en el negocio de la mano de su progenitor y predecesor en el cargo, Vincent James McMahon, que fue el fundador de la WWE.

En 1982, convertido ya en el pez gordo del wrestling, inició la expansión del negocio con la intención de crear una gran promoción nacional de lucha libre, algo que ya existía (National Wrestling Alliance) pero cuyas convicciones y forma de ver el negocio no coincidían con las del amigo McMahon.

Decir que como luchador era un fanfarrón es lo mismo que no decir nada. Todo luchador ha de tener las medidas de un armario ropero, hacer muecas espasmódicas, desgañitarse en las entrevistas y provocar vergüenza ajena. Todo esto que, como la fanfarronería, forma parte del oficio, lo aplicaba McMahon con más ímpetu, si cabe, en su rol de jefazo. No permanecía en la sombra, le gustaba hacerse notar y se gustaba a sí mismo dando la nota. Su legado, de muy dudoso valor, quedará regado de múltiples payasadas, entre las que podemos destacar, sus entradas al ring con unos andares a lo Ace Ventura, su pelea con Donald Trump y, sobre todo, su Kiss My Ass Club, que consistía, como su nombre deja intuir, en obligar al desgraciado de turno a besarle las posaderas.

A sus 74 años sigue dejándose ver de vez en cuando y se mantiene como jefazo junto a su esposa e hijos de la WWE.

Paul Bearer. La figura del mánager también desempeñaba un papel de cierta enjundia dentro del “circo” de la WWF. No me atrevería a afirmar que su función fuera vital, o que no se pudiera entender el Pressing Catch sin tener en cuenta esta figura, porque incurriría en una hipérbole, pero sí podría atribuirle cierta relevancia. De hecho, el cometido de los mánagers se ceñía más bien a la vertiente dramática que a las tareas que se le presuponen (representación del cliente, negociación de contratos, etc). Provocaban al público y a los contrincantes, a veces eran los culpables de que un face se volviera heel, incluso llegaban a participar subrepticiamente y con no muy buena intención en los combates, aunque en más de una ocasión el karma les hizo escarmentar, generalmente, a través de una cachetada, por cortesía del rival de su pupilo.

Si nos hablan de estos representantes, el primero que nos viene a la cabeza es Paul Bearer. Conocido, sobre todo, por haber sido el mánager de The Undertaker. “Pablito Terrores” como lo llamaban José Luis Ibáñez y Héctor del Mar.

Primero comenzó trabajando bajo el nombre de Percy Pringle, con un aspecto distinto al que pudimos observar en los 90, rubio de bote y con un color de piel normal. Durante esa época representó a Lex Luger o a Rick Rude (“El cariñoso”). En 1990, se creó el personaje de Paul Bearer (pallbearer, el portador del féretro), vestido siempre de luto, pelo y mostacho más negros que el chapapote, tez pálida, con un comportamiento histriónico y exclamando constantemente y con voz temblorosa eso de Ohhh yessss!!. A partir de ahí, siempre lo identificamos como el acompañante del Enterrador, aunque también representó a Mankind, Vader o Kane. Éste último era el hermano de The Undertaker y, dentro de la historia teatralizada de ambos, Bearer dio a entender que era el padre de los dos.

Falleció en el año 2013 y al año siguiente se le introdujo en el salón de la fama de la WWE.

A la izquierda McMahon como luchador e invitando a Marty Jannetty a besarle el tafanario.
A la derecha «Pablito Terrores» y Percy Pringle con Lex Luger.

Bobby Heenan. Con el apodo de the Brain. Fue mánager de muchos luchadores como André el Gigante, Ric Flair o Mr. Perfect, entre otros. Utilizaba el tinte de pelo más rubio platino que un servidor recuerda haber visto. Si se pretendía fijar la mirada en su cabellera, se recomendaba hacerlo a través de una radiografía.

Dentro de nuestras fronteras, probablemente el más recordado es Paul Bearer, pero por su trayectoria, la cantidad de pupilos y apariciones en la WWF, Heenan ocuparía un lugar más elevado en un ranking de mánagers. Era de los más odiados por el respetable, ya que representaba a luchadores heel y sus contiendas con los luchadores más queridos eran incesantes.

Por supuesto también tiene su lugar en en el Hall of Fame de la WWE (2004). Murió en el año 2017.

The Mouth of the South. Jimmy Hart. El apodo tendrá que ver con que no se callaba ni debajo del agua, con su voz chillona y bastante cansina. En Tele5 veíamos el programa doblado, pero con esos doblajes que dejan el sonido original de fondo a menor volumen, de modo que se escuchaba al público, a los luchadores, los golpes, etc. Pero cuando el pelmazo de Jimmy pululaba por ahí, su estridente voz lograba solapar la de los comentaristas españoles. Tal vez, el hecho de que casi siempre hablaba a través de un megáfono tuviera algo que ver. Es mi teoría, pero tampoco me hagan mucho caso.

Cuando Pressing Catch se estrenó en España, podíamos verlo acompañando a «Terremoto Earthquake», a los Nasty Boys o a The Mountie (el policía montado canadiense). También fue mánager de famosos wrestlers como Bret Hart (en los 80) o de Hulk Hogan (1994).

Su look no podía ser calificado como austero (a la imagen me remito).

Actualmente tiene 77 años y hace apariciones esporádicas en convenciones, firmas de autógrafos o programas de radio relacionados con el wrestling.

Sensational Sherri. Mánager malota que acompañaba a luchadores malotes. En sus inicios fue también luchadora.

En su fase heel, Randy Savage dejó de ser Macho Man y se alejó de la buena muchacha Miss Elisabeth para convertirse en Macho King y juntarse a la macarra Sherri. Desde luego, estaba más claro que el agua que nuestra protagonista no era una buena influencia. Fijo que, en su adolescencia, fumaba en los servicios del instituto, saltándose alguna clase y que le robaba dinero a su madre para irse a jugar a los recreativos.

Entre sus representados destacaremos a Ted Dibiase (“El hombre del millón de dólares”) y a Shawn Michaels en su fase más vergonzante (por no decir vomitiva), cuando se hacía llamar Heartbreaker e iba vanagloriándose de su físico. Sherri, cual mujer florero, sostenía un espejo para que Shawn pudiera verse y desearse a sí mismo, recogía su chaleco y sus gafas, y le daba un beso en la mejilla, cuando él se lo pedía, por supuesto. Ciertamente, era parte del teatro de la WWF y de los personajes que encarnaban. No tendría mucho sentido rasgarnos las vestiduras por estos comportamientos, sacándolos de su contexto.

Murió en 2007 a los 49 años.

El “pardillo”. Personaje insulso cuyo cometido consistía en hacer de sparring de los luchadores conocidos. El concepto “pardillo” en alusión a estos “pringaíllos” se lo debemos a José Luis Ibáñez. En la versión norteamericana se los solía presentar por su nombre, otorgándoles de esta manera un mínimo de dignidad, aunque existía el término jobbers para referirse a este colectivo.

Después tirarme toda la mañana del sábado viendo dibujitos animados desde las 8:00, esperando con ansia que empezara mi programa favorito (con permiso de los caballeros del zodiaco), me enervaba sobremanera cuando, llegado el momento, descubría que todos los combates preparados para esa sesión, enfrentaban a un luchador consagrado contra un pardillo. En el mejor de los casos, conseguían darle un presunto puñetazo al oponente, pero lo normal, es que duraran dos minutos y perdieran la pelea tras la primera cuenta de tres.

De izquierda a derecha: Bobby Heenan, Jimmy Hart, Sensational Sherri y un «pardillo» del montón.

El Coronel Mustafa. Si, entre los luchadores con cierto renombre que quiero recordar, lo elijo en primer lugar, no es por capricho, sino que aprovecho para enlazar su descripción con la anterior, porque en los combates que lo vi, su actuación fue más patética que la de un pardillo.

Veterano luchador de origen iraní. Lo gracioso (o lo triste) es que en 1983 llegó a ser campeón mundial perdiendo el título, poco después, contra el mismísimo Hulk Hogan. Llegó a la WWF en 1979, salió un año después y regresó de nuevo en 1983. Fue entonces cuando adoptó el nombre de The Iron Sheik y tuvo sus añitos de gloria, enfrentándose a las grandes figuras del momento (Bob Backlund, Hogan o André el Gigante), siendo campeón individual y por parejas (con Nikolai Volkoff).

En 1991, en plena Guerra del Golfo, su personaje se transforma, pasa a encarnar a un militar iraquí. Me extraña que, de primeras, aceptara con agrado ese cambio, pues pocos años antes Iraq e Irán mantuvieron un conflicto bélico horrible (1980-1988). La cuestión era dar vida a un heel provocador y que no dejara indiferente al público, y, en ese momento, Saddam caía peor entre el populacho estadounidense que Jomeini & Co.

Si destacó en algo como Coronel Mustafa, eso fue, sin duda alguna, en dar pena. Si alguien cree que me cebo injustamente con él, que busque en youtube su combate contra The Undertaker o contra Sid Justice. No dura ni un minuto. También recuerdo un “todos contra todos” en el que duró unos pocos segundos en el ring.

Actualmente tiene 78 años y se dedica a despotricar y a lanzarles improperios a antiguos compañeros de profesión, amenazándoles con bajarles los humos dándoles por la retaguardia.

Sid Justice. En 1991 entró en la WWF procedente de la WCW, donde se hacía llamar Sid Vicious (nombre que tomó del bajista de los Sex Pistols). Era un face y, ¿por qué no decirlo? también un buen coñazo, repitiéndose como el ajo en todos sus speechs, con sus frasecitas Justice will be served y, más adelante, cuando era heel, Sid Justice rules the world. En ambas fases, pero en especial en la de heel, hablaba berreando, con visajes y expresiones faciales propias de un auténtico majareta. Muy acertadamente, se le rebautizó, años después, como Sycho Sid.

Sus primeras apariciones fueron espectaculares. Con el retiro de André el Gigante, el luchador más imponente era The Undertaker. Con la llegada de Sid Justice, ambos compartieron ese título y tuvieron su pique particular. Además su finisher (golpe con el que un luchador dejaba K.O. al oponente), su Powerbomb, era de los más vistosos.

Tras el Royal Rumble de 1992, donde eliminó a Hulk Hogan, pasó de ser face a heel.

Fue dos veces campeón mundial de la WCW y otras dos de la WWF.

En 2001 sufrió una grave lesión (fractura de tibia y peroné) en medio de un combate, lo que supuso casi su retirada definitiva. Se puede hallar el documento gráfico en youtube. Si usted es sensible al dolor ajeno, no se lo recomiendo. Si, en cambio, es usted un morboso, busque y disfrútelo.

Coronel Mustafa y Sid Justice

Razor Ramon. Scott Hall participó en numerosas promociones de lucha libre. Comenzó en la WWF en 1992, adoptando el nombre de Razor Ramon, un supuesto matón de Miami con raíces cubanas (basado en Tony Montana).

Siendo niño, lo más común es ser desconocedor de muchas realidades y de las diferencias culturales en los distintos territorios del planeta. Si veías a los adultos conducir un Seat 124, tomarse un patxarán y fumarse un Farias después de comer, y jugando al dominó o al tute, pues dabas por sentado que eso mismo hacían todos los mayores en cualquier rincón del mundo. De la misma forma, ni se te pasaba por la cabeza que los niños de otros lugares no desayunaran un Cola Cao con galletas María y tostadas con miel de la Granja San Francisco, que no gozaran con los Fruitis o que no jugaran a las chapas o a las canicas.

Pues siendo un mozalbete, observaba a Razor Ramon y me parecía ver un individuo recién salido de una tasca palentina, una venta manchega, un tugurio de Caravanchel o de cualquier taberna ibérica sin estrellas Michelín. Que vistiera un chaleco bien abierto, presumiendo de pelambrera pectoral, como el clásico machote español adosado a la barra del bar con su chato de vino peleón, y que nunca le faltara en sus fauces un palillo de dientes amarillento que, en ocasiones, usaba contra los rivales como arma arrojadiza, reforzaba ese prejuicio.

Como luchador se retiró en 2010, aunque desde entonces hasta hoy, aparece en ocasiones en eventos de lucha libre, pero sin competir.

The Nasty Boys. Brian Knobbs y Jerry Sags daban vida a esta pareja de indeseables. Representados por Jimmy Hart hicieron su primera aparición en la WWF, a finales de 1990.

Si, en los 80 y en los 90, se quería caracterizar a delincuentes y malhechores en cine o televisión, lo típico era ataviarlos con indumentarias «punkarras» o heavy. En series y películas españolas hay muchos ejemplos donde el junkie, chorizo o macarra de turno vestía, casualmente, una camiseta de Iron Maiden, una chupa de cuero y/o tachuelas.

En el caso de los Nasty Boys, lucían una mezcla de cresta con mullet, una especie de gabardina llena de graffitis y, en ocasiones, cadenas y gafas horteras.

Fueron campeones mundiales por parejas en 1991, pero se les recordará siempre por su repugnante finisher, en el que uno de ellos agarraba la cabeza del rival y restregaba su faz por el sobaco de su compañero. Por normal general, el rival solía hacer muchos aspavientos y, acto seguido, se desplomaba sobre la lona sufriendo, no pocas veces, convulsiones.

Sus últimas apariciones en un ring serían en 2010, aunque desde finales de los 90 se les pudo ver compitiendo en contadas ocasiones.

A la izquierda vemos a Razor Ramon. A la derecha, arriba, a Brian Knobbs y a Jerry Sags, los Nasty Boys. En la parte inferior los vemos ejecutando su despiadado golpe final.

The Berzerker. John Nord también apodado The Viking. Debutó en 1991 en la WWF, promoción en la que se mantuvo dos años y tenía como mánager a Mr. Fuji.

Actuaba siempre como un enajenado y para dotar de realismo a su personaje hacía locuras, como el día que se enfrentó a The Undertaker y lo atacó con su espada, que acabó incrustada en la lona, cual Excalibur en la piedra.

Con su casco cornudo, el rostro torcido, pelo y barba desaliñados, con su incesante y, por lo tanto, desesperante grito de guerra (Huss, huss!!), The Berzerker representaba el yerno ideal, el mejor compañero de piso posible o el tipo a cuyo cuidado dejarías a tus críos.

Se retiró en 2003.

Repo Man. Barry Darsow, más conocido por su anterior alter ego Smash, miembro de Demolition. Sin embargo, este tándem se disolvió en 1991, al poco de llegar el Pressing Catch a nuestras pantallas, por lo que aquí lo vimos más encarnando a Repo Man, una especie de ladronzuelo caracterizado como en unos dibujos de Hanna Barbera: antifaz, garbardina gris con dos trozos de neumático por hombreras, cuerdas con ganchos… Además solía andar encorvado a lo Chiquito, siempre alerta, parándose cada dos por tres y girando el cuello casi espasmódicamente a uno y otro lado, como si estuviera en plena faena y no en medio de un pabellón abarrotado, con todos los focos y cámaras apuntando hacia él.

Tuvo un enfrentamiento con Macho Man por haberle robado el sombrero. En este caso y, aunque Repo Man era el heel y Randy Savage el face, en la redacción de Milkbar ha habido casi unanimidad (8-1) y nos hemos posicionado a favor del heel. ¿O es que, al ver a alguien con ese complemento, a ustedes no les entran ganas irracionales de quitárselo de mala manera?

Como Repo Man, el bueno de Barry estuvo en activo hasta 1993. Luego pululó por otras promociones retomando ocasionalmente su papel de Smash o de Repo Man.

Actualmente, a sus 60 años, sigue actuando en circuitos independientes.

John Nord, the Berzerker y Barry Darsow, Repo Man.

Para concluir esta tercera y última parte del recordatorio, me veo en la obligación moral de, como poco, hacer mención de la parodia sobre el Pressing Catch, hecha por la pareja cómica más exitosa del momento. Sirva como prueba de la popularidad que alcanzó en la España de principios de los 90. Si algo era parodiado en el especial de Nochevieja de Martes y Trece, se debía claramente a la aceptación de la que gozaba.

En la imagen podemos observar a Josema Yuste haciendo de un Barbarian con muy malas pulgas. 

Millán Salcedo se suponía que imitaba a Mr. Perfect, aunque hay que admitir que no se asemejaba mucho al auténtico.

Se habrá echado en falta, en las tres partes de este artículo, a los luchadores más famosos. Resulta extraño hablar del Pressing Catch y no centrarse en Hulk Hogan, Último Guerrero y compañía, pero son personajes que trascendieron a otros ámbitos, más allá del wrestling. No sólo eran conocidos para los fans de la WWF y, por tanto, no se ha considerado tan necesario recordarlos. No obstante, si usted, que ha tenido la santa paciencia y el arrojo necesarios para leer todo el artículo, estima que se debería haber liberado del ostracismo a algún personaje, por ser su luchador favorito o por la razón que fuere, no deje de hacerlo constar en los comentarios.

2 comentarios

    • Otro de los múltiples aspectos que he dejado de mencionar a la hora de tratar el wrestling era el relativo a los golpes y llaves. Es algo que los que seguíamos este programa recordamos bien, sobre todo, por la nomenclatura utilizada por los comentaristas españoles: el piquete de ojos, la patada voladora, la sillita eléctrica… y dentro de este grupo incluiríamos el baile de San Vito, popularizado y ejecutado por los dos grandes protagonistas de esa época, Hulk Hogan y el Último Guerrero. Siempre al final de sus combates, se agitaban con frenesí y los golpes de sus oponentes no causaban mella en ellos.

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