De diosa en diosa: Japón y Grecia unidos por los mitos

En occidente una de las definiciones más recurridas para conocer qué es un mito es la de Philipp Bultmann (1829): Un verdadero mito, en el sentido más noble de la palabra, nunca es algo creado, sino transmitido. Y es a través de esa “transmisión” que la mitología de la Grecia antigua nos impregna, rezuma de nosotros y forma parte de nuestro subconsciente más profundo, pero, ¿crees que ocurre lo mismo con las bases mitológicas de todas las culturas? Hablemos por ejemplo de Japón, ¿sabes algo sobre su mitología? ¿crees que su mitología tiene algo en común con la griega? Y en especial sus diosas ¿crees que muchas son castigadas por sus congéneres los masculinos? Pues si no lo sabes, te invito a seguir leyendo este pequeño, pero muy curioso análisis, del cómo, cuándo, para qué y en qué consiste el mito en estas dos grandes culturas.

Los mitos japoneses se encuentran recogidos en dos de las obras literarias más antiguas de Japón; el Kojiki (Crónica de los acontecimientos antiguos), y el Nihongi o Nihon shoki (Anales de Japón,). Ambas obras defienden la misma idea; justificar la pretensión de poder y la legitimación de la casa gobernante por medio del mito. Pero, ¿cómo? Pues a través de la creación de una dinastía ininterrumpida de mandato divino que se mantiene a lo largo de las generaciones. El Kojiki fue elaborado por el emperador Temmu, y tuvo como objetivo principal legitimar sus pretensiones de poder y asegurar el dominio de su casa. Además, fue escrito en caracteres chinos a modo de imitación de la historiografía china. El Nihongi por su parte, narra las tradiciones de diversos linajes de la nobleza japonesa junto a las tradiciones de la casa imperial y no fue redactado en caracteres chinos, por lo que fue considerado menos oficial que el primero.

Ambas obras tienen en común su concepto de mito: una historia que es contada hacia atrás, hasta llegar al origen de todas las cosas. Una cronología ficticia que nos lleva hasta la época de los dioses. ¿Pero por qué una historia hacia atrás? Pues, porque lo que se busca en Japón a través de la construcción del mito es salvaguardar el linaje del emperador, como hemos indicado en el párrafo anterior. En palabras resumidas, el Kojiki y el Nihongi tienen una función política.

Profundicemos un poco en lo que el Nihongi nos dice sobre la creación del universo:

En tiempos antiguos, cuando el cielo y la tierra no estaban todavía divididos, yin y yang no estaban todavía separados, su masa caótica era como un huevo de gallina, indeterminado e ilimitado, y contenía un germen. Lo puro y claro se extendió de forma tenue y se convirtió en el cielo; lo pesado y turbio se depositó y se convirtió en la tierra. Al unirse lo tenue y maravilloso, la concentración fue fácil; al fortalecerse lo pesado y turbio la solidificación resultó difícil. Por eso surgió primero el cielo y se formó luego la tierra. A continuación, generaron entre ellos a los seres divinos.

Ambas obras (Nihongi, Kojiki) utilizan como imagen para el comienzo del todo el ‘cielo y tierra’; el Kojiki crea a Dios surgido de un brote de junco y lo llama ‘Príncipe Mayor Bello Brote de Junco’, y el Nihongi lo llama ‘el Eternamente Erguido del País’. En el Kojiki, el ‘Príncipe Mayor’, es un dios que surge después del brote de junco, su contrario, ‘el Eternamente Erguido del Cielo’ surge a la vez que el brote de junco ¡SORPRENDENTE! ¿no te lo parece? Pero aún hay más, como consecuencia del estado caótico que atraviesan el cielo y la tierra, estos comienzan a separarse y el brote de junco del que nace el Príncipe Mayor se queda en medio de la nada más absoluta. Por este motivo, los dioses celestiales van a dar la orden a las dos divinidades, Izanagi e Izanami, de dar consistencia a esa nada y crear un joven país/isla que debe nacer a través de la unión de ambos. Una vez terminado el parto de los dioses y creado el país/isla, estos seguirán engendrando dioses hasta un total de 31 divinidades.

Si nos imaginamos el panorama creado, podemos ver tres formas distintas: el mundo terrenal sin estructurar visto de forma horizontal, el mundo estructurado en cielo y tierra de forma vertical y unido de manera axial en el centro y por último el mundo en su totalidad ordenado hacia los lados.

Deidades:

Diosa Izanami

La Diosa Izanami alcanza su importancia dentro del mito japonés a través de la muerte. Izanami es la primera hembra que junto a Izanagi, el macho, en su labor fecunda crea el mundo y las divinidades, punto que hemos narrado en la introducción.

Izanami engendra el fuego real, vivo y ardiente, que aún debe ser domado y puesto al servicio del humano, que al ser hijo de la madre primigenia la quema y causa su muerte. Es decir, la madre primigenia que ha dado a luz a todo lo viviente debe morir. Convirtiéndose en la primera muerte de la historia.

Una vez muerta, Izanami, se da cuenta de que la muerte es del todo una experiencia nueva:

Y los dioses se dan cuenta del significado de morir.

¿Qué es ‘morir’? Izanagi sigue a su esposa al ‘país de las tinieblas’ Izanami se ha ido ‘morir’ significa ‘irse.’ Antiguos mitos japoneses, Nelly Nauman (pág 56).

Izanagi en su descenso, entra en el ‘país de las tinieblas’ el lugar de la oscuridad eterna. Un lugar, donde la imagen plena y realista de la muerte se torna visible cuando Izanagi viola el tabú e ilumina la oscuridad con una luz y ve el cadáver de su esposa. La descripción del cadáver de Izanami en proceso de putrefacción, va a manifestar de forma racionalista la impureza, la ‘suciedad’ del mundo de los muertos cuyo contacto supone una mácula. El cadáver de Izanami, se convierte en la imagen primigenia del ‘cadáver viviente’, del muerto empeñado en ‘arrastrar’ a los vivos a la muerte.

La muerte de Izanami se presenta como un cambio en el mito; ella quien daba la vida, ahora es la encargada de quitarla. Convertida en Diosa de la muerte y señora del país de las tinieblas, únicamente aspira a arrastrar a los seres humanos a su muerte. Quien fuera su esposo y provocara el destino funesto de la humanidad, al no respetar el tabú de no iluminar el país de las tinieblas, es ahora perdonado y el nuevo encargado de crear nuevas vidas.

¿Habéis estado atentos al dato? Ella muere quemada por dar a luz y encima, por culpa de la imprudencia que comete su esposo es castigada….

Volvamos al tema. Izanagi, quien siguió a su esposa al mundo de los muertos, ¿Estás pensando en Orfeo y Eurídice? Pues sí, lo reconozco, ambos mitos guardan cierto parecido. Sin embargo, la entrada de Izanagi en el mundo de los muertos es algo distinta a la de Orfeo, pues se trata de un acontecer mítico primigenio que determina para siempre las condiciones de la existencia humana. Lo que nos dice el mito de Izanagi e Izanami es que no es posible volver del más allá. El país de las tinieblas no es un infierno que castiga los malos actos, sino un más allá que encarna todo el horror de la muerte.

En conclusión, la diosa madre Izanami es desposeída de su poder engendrador para dedicarse únicamente a dar muerte. Mientras, su esposo Izanagi, quien incumpliese la ley del país de las tinieblas, es ahora el encargado de dar vida.

Grecia:

¿Tendrá la creación del mito en Grecia un fin político como ocurre en Japón? ¿Tendrá la diosa primigenia griega un final triste como la japonesa?

Entendiendo mito en Grecia como conjunto de relatos referidos a dioses y héroes, e interpretando que, en parte, la mitología lindaba con la religión y los rituales. Podríamos decir que, los mitos constituían para los griegos uno de los modos de expresión esenciales del pensamiento religioso. Pero los mitos van a ser algo más: una dimensión de lo ‘ficticio’ de la que es testimonio la evolución semántica del término mythos, algo que pertenece al mundo de la pura ficción, la fábula.

Cosmogonía del mito griego:

Hesíodo sitúa al principio el concepto de ‘Vacío’ como receptáculo, abstracción del lugar privado de cuerpo, Aristóteles, Fis.,( 208 b 26-33) y H. Frankel.

Un estado de confusión, una masa en la que se encuentran indistintamente mezclados todos los elementos constitutivos del universo, synchysis stoicheion, identificando al caos con cheethai: derramar, esparcir. Otra perspectiva puede ser hacer del caos un aêr: una bruma húmeda y sombría.

En una interpretación mítica, ‘Caos’ designaría el espacio entre el cielo y la tierra. Al nombrarlo al inicio, Hesíodo se anticiparía a la secuencia de su relato en la que Urano-Cielo, castrado por su hijo Cronos con una hoz, se aleja para siempre de Gaia-Tierra. De esta forma, espacio aéreo es evocado dos veces, al principio, antes de la aparición de Gaia y más tarde cuando Gaia y Urano aparecen unidos.

Para entender al Caos hay que situarlo en sus relaciones de oposición y complementariedad. Por un lado, el Hiato que nace, antes que nada, sin fondo ni cúspide y por otro, Gaia sólida madre ancestral que ha alumbrado todo lo que existe, con la sola excepción del propio Caos y su descendencia.

Gaia en primer lugar, residencia eternamente sólida para los Inmortales (morada de los Olímpicos) y en segundo lugar, (morada de los Titanes) por las profundidades que la prolongan hacia abajo.

Gaia es no es solo lo contrario de Caos, la réplica positiva del Caos, sino también su igual.

Ahora, Eros que aún no ha sido presentado, representa una potencia generadora anterior a la división de los sexos, además de, la oposición de los contrarios. Se trata de un Eros primordial que traduce el poder de renovación en el mismo proceso de la génesis, es el movimiento que estimula a Caos y Gaia a producir a partir de ellos una cosa distinta.

El mito griego surge de la construcción de un mundo donde existen asociadas y confrontadas parejas que, en la medida en el que el génesis prosigue forman matrimonios y procrean. Para aclarar el asunto:

Del cielo y la tierra surge el agua primordial; que subsiste en el exterior del universo envolviéndolo y su límite. Y como resultado obtenemos un lugar seguro donde los dioses pueden vivir.

La diosa Hera:

Hera ocupa el primer lugar dentro del ritual de las jóvenes que van a ser casadas en asociación con Ártemis y las Moiras. Juntas reciben las primicias de la cabellera que las doncellas les ofrecen antes de la boda. Hera es quien posee las llaves de la cámara nupcial de los recién casados. (Barcelona : Destino, D.L. 1996-)( Pág. 143)

Hera suele aparecer como una figura severa y soberana, una divinidad que lleva el epíteto de ‘perfecta’, Hera Teleia. Su perfección no proviene del hecho de ser esposa de Zeus, el rey y el primero de los dioses, sino de su competencia exclusiva en lo que, para la mujer, designa la palabra telos. Sin embargo, por otra parte, Hera está asociada a Zeus. Siendo la esposa quien hace la invitación al lecho matrimonial. Desde la perspectiva de Hera, la desposada no puede conocer una realización más segura que la de verse identificada a través de las vías del ritual, con el lecho en el que van a nacer los hijos legítimos y en el que va a enraizar la simiente de una estirpe de hombres. Sin embargo, frente a esta Hera promatrimonio, unión ritual entre hombre y mujer, nos vamos a encontrar otra Hera tras lo sucedido en ‘Historia sucedida en el jardín de Flora’:

«Hera se ha encaminado a los confines del mundo, allí donde se encuentra el gran río de agua dulce en el que habita la primera pareja primigenia, Océano y Tetys, el hermano y la hermana nacidos de la misma madre; allí se encuentra también la cámara nupcial de donde Hera saca su poder y sus derechos sobre el matrimonio. La diosa está encolerizada; después de haberse tragado a Metys Zeus concibe una hija de su propio cuerpo desposeyendo a Hera de su poder esencial: la legitimidad del lecho conyugal que coincide con su soberanía sobre el tálamo real. Por ello acude a ese lugar con intención de vengarse, una vez en el jardín hay una Hera gracias a una flor de Óleno y que produce la fecundidad solo con tocarla descubre que puede ser engendrada sin participación masculina. De la flor nacerá Ares dios de la guerra.»

Observamos que en este fragmento se esconde una lección, Hera en su intento de tener hijos sin unirse a su esposo, como hiciese Zeus, da a luz a un monstruo. Lo que podemos entender como un ¡ni se te ocurra a ti mujer ser dueña de tu propio cuerpo!

Encontramos de nuevo, algo que ya le había ocurrido a la pobre Izanami; una diosa desposeída de sus poderes y condenada.

Japón y Grecia, dos culturas tan alejadas y sin embargo con unas ideas tan comunes…

Para finalizar y asentar ideas:

El mito japonés es creado para justificar la posición del emperador por encima del resto de la sociedad. El mito griego por su parte, presenta a los ciudadanos unos dioses con una conducta amoral, para corregir sus actuaciones, es decir tiene un fin asertivo moralizante.

Sobre la cosmogonía de ambas culturas.

En la cosmogonía japonesa asistimos a las creación de un país/isla y no se menciona cómo surgen los humanos. En ella todos los dioses proceden de una misma familia, para que así el emperador pueda justificar su estatus hereditario.

En la cosmogonía griega asistimos a dos generaciones de dioses: los Titanes que deberán ser vencidos por Zeus para dar lugar a un equilibrio en el mundo y a una segunda generación de dioses, los moradores del Olimpo. Además, en el mito griego sí se nos habla de la creación del ser humano.

Las dos diosas primigenias, la griega y la japonesa, tienen finales poco “felices”. Izanami una madre que habló antes que Izanagi y que una vez hecho su «trabajo» se ve muerta a causa de su propio hijo y condenada a vagar por el ‘mundo de las tinieblas’ y causar la muerte por la falta que cometió su pareja, Izanagi. Hera en su papel como esposa y madre de los hijos legítimos de Zeus, tras observar el éxito de su esposo al engendrar una hija por sí mismo, intenta imitarlo lo que tendrá como consecuencia el alumbramiento de los monstruos más temidos.

Y…¿tú qué opinas?¿te parece justo el destino de ambas diosas? ¿por qué crees que ambas diosas son castigadas? ¿crees que la causa puede ser debida a que ambas diosas viven bajo el patriarcado?

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