El día en que Johnny Thunders desenchufó a Sid Vicious

Dos de los representantes más sonados de la denominada cultura Punk protagonistas de un sinfín de anécdotas llegaron a subirse juntos a un escenario.


 

Casi treinta años después de fallecer, John Anthony Genzale Jr., «AKA» Johnny Thunders, sigue siendo considerado por los fans del rock ‘n’ roll como uno de los músicos malditos de todos los tiempos. Thunders representa todos los valores del rock referentes a rebeldía y vida desenfrenada. De su carácter y carisma surgió el germen de toda una generación de artistas que fueron capaces, motivados por su presencia, de dejar a un lado los complejos técnicos y lanzarse al estrellato con gran imaginación, autenticidad y, sobre todo, actitud. 

Malcom Mclaren había llevado los «bolos» de la banda neoyorkina New York Dolls en su última etapa y, tras el último descalabro y fin de la banda (las drogas…), dejó la Gran Manzana para abrir una tienda de ropa alternativa en Londres inspirado en los líderes de la escena CBGB, como Richard Hell, Dee Dee Ramone o el mismísimo Thunders. 

Enseguida, Mclaren entendió que la escena londinense veneraba todo lo que estaba sucediendo en el Bowery neoyorkino. Las sucias guitarras, el kaos, la provocación y la estética punk iban a ser sus aliados en su nuevo propósito. Los jóvenes del Reino Unido necesitaban tener y venerar a sus propios Dolls. Fue entonces cuando decidió crear los Sex Pistols.

Pronto entendió que la clave para acertar en su propósito era encontrar al nuevo Johnny Thunders. Un artista con una actitud rebelde sin precedentes que se enfrentaba a la vida sin ningún tipo de respeto. Sid Vicious suponía para Malcom la imagen perfecta de su venerado amigo, un clon ante sus ojos que le aseguró un rotundo éxito desde el primer momento; sin embargo, se olvidó de un detalle muy importante: Thunders tenía talento, era un músico de verdad, un compositor original y brillante. Y pronto surgió una pregunta trascendente en su esquema mental: ¿era Sid Vicious capaz de convertirse en un músico de verdad?

Cuando tu ídolo te echa pis en la cerveza…

En su día, los Ramones habían meado en la cerveza del vocalista de los Sex Pistols Johnny Rotten; posiblemente, hasta bien entrado el siglo XXI Rotten nunca conoció esa anécdota. Las publicaciones literarias basadas en la escena Punk donde se recogían declaraciones de los protagonistas supervivientes de aquella gran tormenta cultural reflejaban la actitud fanática e imberbe de los miembros de los Pistols cada vez que se les presentaba la oportunidad de conocer a algún legendario músico o banda americana. Eran como niños idolatrando a sus héroes.

Una de las anécdotas más divertidas surgió cuando Sid Vicious pensó que estaba cumpliendo un sueño al subirse a un escenario neoyorkino con su ídolo Johnny Thunders. 
Vicious llevaba semanas detrás de Thunders pidiéndole tocar algunos temas con la banda The Living Dead, que era la banda con la que tocaba por aquel entonces.
Cuando tocaba con los Pistols, Sid ya solía versionar un tema titulado Stepping Stone que había sido compuesto por Thunders y el vocalista de la banda Peter Perret. Así que, después de mucho insistir, Johnny accedió a darle una oportunidad.  

La puta prueba de sonido

Cuando estaban probando sonido, Sid era incapaz de sonar a algo que se pareciese lo más mínimo a las canciones que estaban en el set. 
Johnny era un rebelde drogadicto, pero no era tonto. Tenía una gran reputación como músico a pesar de sus excesos y no podía permitirse defraudar a sus meticulosos fans. 

En un último intento por adaptar a Sid a sus canciones, le pedía que tocase todo el tiempo la misma nota, pero era incapaz de ir acompasado. «Era realmente un desastre, no podía centrarse en algo tan básico», contaba Peter Perret años más tarde. 

Finalmente, la táctica de Thunders fue desenchufar a Sid; lo consideraba un auténtico inútil, pero sentía cierta responsabilidad con el chico. Y así fue sucediéndose el concierto, con Sid desenchufado y puesto hasta las trancas de alcohol y drogas duras.

Allá por la mitad de la actuación, Sid recobró milagrosamente algunas de sus facultades intuitivas y empezó a darse cuenta de que su bajo no producía sonido alguno, pero Thunders, que curiosamente esa noche estaba totalmente lúcido, se percató y aprovechó para dirigirse al público agradeciendo y concluyendo la participación de Sid ante los fans. 
El concierto duró algo más de media hora a partir de ese punto, con Sid Vicious entre el público coreando y vitoreando cada uno de los temas hasta el final. 

Seguramente no fue ni la primera vez ni la única en la que el joven Sid Vicious tuvo que ser desenchufado a lo largo de su breve carrera, pero probablemente sí fue de las pocas veces que le importó.
Thunders era la persona que más admiraba en este mundo.  

4 comentarios

  1. Johnny Thunders fué para mí el mejor guitarrista de la historia del Rock and roll. Ejecutaba como Dios puesto hasta las trancas de caballo y eso no es nada facil.
    Johnny tunders Forever !!!

  2. «Fanáticos e imberbes» los grandiosos Pistols???? El yanky que escribió esta nota se pasa de mala leche y celoso del punk ingles. Me encanta Thunders pero desmerecer a Rotten y Cía es como muy estúpido…

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