Led Zeppelin, whole lotta food. Parte II

Como bien vimos en el artículo anterior, (http://milkbaronline.org/led-zeppelin-whole-lotta-food-parte-i/) donde dilucidamos los motivos de la elección de ciertos títulos de canciones y analizamos de qué podría haberse nutrido la banda a la hora de crear música, continuamos con ganas de saborear esas gastrocanciones que dejaron en su relativamente corta discografía.

‘The Lemon Song’ aparece en su segundo álbum, II (1969). Qué decir de este tema, pues desde el punto de vista musical hay muchas cosas para analizar. Es un blues rock que definió el estilo de la banda durante los primeros discos, corte auténticamente zeppeliniano que representa una de las cosas que mejor sabían hacer, rock’n’roll.

El poderoso riff da paso a un groove que incita al meneo de esqueleto: Bonham marca el ritmo y Jones muestra su gran habilidad al bajo en una de sus mejores interpretaciones; merece la pena prestarle atención durante toda la canción. Carrusel de emociones, después de casi dos minutos el tema se acelera y se vuelve frenético.

Luego vuelven al patrón del principio, para a mitad de la canción cambiar de nuevo y ahí es donde toman el protagonismo Page y Plant, que se marcan una especie de diálogo guitarra-voz en el que se intercambian gritos y melodías punzantes, en actitud provocadora y puramente rocanrolera.

Obra maestra sin duda. Un servidor recuerda la primera vez que la escuchó y quedar prendado al instante de esa guitarra vibrante, de esos cambios de tempo inesperados, de esa lujuria sonora.

¿Y la letra?Squeeze me baby, ‘till the juice runs down my leg, (“exprímeme nena, hasta que el zumo corra por mi pierna”), canta Robert Plant. Creo que está claro el asunto, pero aparte de esta estrofa, nada de limones. De forma más o menos explícita o sutil, estas letras con metáforas sexuales van a ser tema de muchas de las grandes canciones de Led Zeppelin.

Para acompañar la escucha en una supuesta cena se nos ocurre por ejemplo un ceviche, ¿el motivo? El ceviche es un plato con elementos ácidos y picantes, tal y como ‘The Lemon Song’ es. El cítrico lo pone el limón o lima y el picante la letra. Alguien puede pensar en una tarta de limón, cosa bastante lícita, pero como más adelante en el menú sugerimos dulces y repostería, no queremos abusar del azúcar.

Ese ceviche, ya que nos ponemos, maridémoslo con una cerveza bien lupulada y cítrica como puede ser una IPA, qué demonios. Aunque imaginamos que ellos mismos se hubieran tomado un gin tonic, por el efecto excitante que provoca ‘The Lemon Song’.

‘Candy Store Rock’ y ‘Tea For One’ los encontramos en el álbum Presence (1976). En la portada de este largo vemos otra referencia al tema de este artículo, ya que representa a una familia en un restaurante portuario dispuesta a almorzar.

‘Candy Store Rock’, “rock de la tienda de golosinas”, fue curiosamente el único single que sacaron de un álbum que, a pesar de tener buenas ventas, no recibió excesivas alabanzas por parte de la crítica. También es cierto que después de discos como el IV o Physical Graffiti el listón estaba muy alto.

Es un corte simple y directo de rock’n’roll, muy de la vieja escuela de los años 50. Instrumentalmente hablando puede parecer que la banda en conjunto esté algo más comedida, pero la canción es plena esencia Led Zep: tiene un ritmo enérgico, es bastante guitarrera y Plant canta con pasión; además se escucha una acústica de fondo que le da un punto retro. Así que ‘Candy Store Rock’ cumple su función.

Bonham y Page durante una comida grupal. Al lado, Bonham utilizando sus baquetas para comer.

Se dice que Plant escribió la letra tomando partes de algunas canciones de Elvis Presley, de ahí el «oh baby baby» constante. La verdad es que no se necesita de mucho análisis a la hora de adivinar el significado de la misma, y de nuevo encontramos referencias amorosas y sexuales. Estupendo.

Si Plant la compuso como homenaje a los artistas que escuchaba de joven, lo mismo haremos nosotros al pensar en qué tomar al escucharla: darnos un homenaje dulce. Lo ideal sería atiborrarse de caramelos, y aun cuando el que escribe nunca ha sido especialmente goloso, hagamos una excepción esta vez para ir a la tienda de chucherías del barrio a comprar caramelos Sugus o Chupa-Chups Kojak, si es que semejantes productos siguen existiendo. Así como Plant recordaremos pasados momentos al disfrutar de los saludables y nutritivos alimentos que consumíamos de jóvenes.

Después de este subidón de azúcar, vamos a intentar calmarnos un poco. ‘Tea For One’ es un blues lento, que recuerda mucho a la gran ‘Since I’ve Been Loving You’, del tercer disco, pues ambas están en el mismo tono y tienen una estructura similar. Podemos estar hablando de otra fantástica canción desconocida de Led Zeppelin. Tiene una intro que al principio puede engañar porque casi al instante se torna plácida y tranquila.

Pero no debería uno relajarse por su lenta cadencia, puesto que la guitarra de Page te activa y te engancha con ese feeling característico. Hay melodía, garra, fuerza y tristeza en el discurso musical de ‘Tea for one’.

Page haciéndose el interesante.

En esa onda de nostalgia, la canción habla de la soledad en la carretera, y probablemente la compusiera Plant de gira mientras se bebía un té camino de cualquier otra ciudad. Es una canción larga (llega a los nueve minutos), para saborearla tranquilamente, que nos invita a reflexionar y que habría de disfrutarse una tarde tomando un buen té.

De tés hay infinidad de variedades, y para esta canción lo suyo sería un té sugerente y con carácter, exótico incluso. ¿Qué tal un pakistaní o un moruno?

Terminamos este menú con ‘Custard Pie’, “tarta de crema”, que es la primera canción del doble álbum Physical Graffiti (1975). Un ejemplo del sonido hardrockero de la banda, el disco arranca con la guitarra de Page dándole volumen a un riff pegadizo que puede sonar algo funky, sobre todo gracias al clavinet, un tipo de teclado que se utilizaba en los 70 sobre todo en la música funk, reggae o disco, interpretado por Jones y que acompaña durante todo el tema. Bailable, rockera y llena de fuerza, no hay mejor manera de empezar un disco.

Y bueno, ¿de qué habla esta canción? ¡Adivinen!, el título es tarta de crema… Pues sí, efectivamente: otra metáfora sexual. No deja de ser cuanto menos llamativo, aún viéndolo venir.

Echemos un vistazo a las opciones gastronómicas para el acompañamiento. El custard pie es una tarta típica inglesa rellena de crema pastelera, y de esta existen multitud de versiones. Si ese es el concepto que buscamos, nos decantamos por la versión portuguesa: pastel de Belén lisboeta recién horneado y calentito, uno de los mejores postres que existen y que uno puede encontrar (salvando las distancias con el original) en cierto supermercado de cuyo nombre no quiero acordarme pero que empieza por la letra “m”.

Visto todo esto, y después de este pormenorizado análisis, podemos llegar a la conclusión de que, definitivamente, los queridos Led Zeppelin tenían tres temas diferentes de los que hablar en sus canciones. Lo podemos observar más claramente en la siguiente gráfica:

De lo que hablan las canciones de Led Zeppelin: rojo: Sexo, naranja: vikingos o hobbits o alguna movida, amarillo: cítricos.

En resumen, que esas gastrocanciones no existen, pero da igual. Led Zeppelin se valieron de su talento para dejar una enorme huella musical, de eso no hay duda. Lo que sí resulta inquietante es la asociación «comida = sexo» que en este caso parece ser bastante preocupante, lo cual nos obliga a preguntarnos si Page, Plant y compañía eran unos foodies con alma de músicos, fueron los creadores del foodporn musical o simplemente eran unos libidinosos y para no ser evidentes utilizaron la comida para hablar de sus deseos carnales. Al fin y al cabo no dejan de ser ambas necesidades primarias…

Esto es todo amigos. Animamos desde aquí al lector de Milkbar a que comparta sus canciones preferidas de Led Zeppelin o si acaso nos hable de otras canciones con títulos sobre comida o bebida que les resulten agradables o dignas de mención. En todo caso, disfrutemos por lo menos de whole lotta food.

2 comentarios

  1. Estaba deseando acabar de degustar este delicioso menú. Me imagino un rico ceviche con dorada o lubina de la costa almeriense (de donde soy), con el maridaje que propones, The Lemon Song, y puedo sentir la oxitocina invadiendo cual gran orgasmo inesperado.¡Fetén!
    El Blues, de donde todo viene. Quizá Plant tenía el subconsciente marcado por lo gastronómico de tanto escuchar a uno de sus favoritos, Moby Grape (grape=uva). Aunque está claro que las pitanzas y la música van de la mano, como placeres primarios que nos corresponden. Porque siguiendo el juego de pistas que me ha inspirado este artículo, llego al más contemporáneo Moby, quien también tiene una canción degustativa, «Honey». https://www.youtube.com/watch?v=NshW5CP1kcQ Dos cosas que me encantan, la música y la comida. Gracias!!

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